En un momento como el del México actual, la preocupación esta en la posibilidad de reconstruir  la fe y el entramado social al interior de las comunidades, el arte que a granitos de arena pueda poner ingredientes para lograr esa conciencia.

Proyectos donde si bien se tocan las problemáticas actuales,  lo importante es  traer a la visibilidad aspectos oprimidos de la cultura y la identidad.
Una reflexión que  busca empoderar  tradiciones profundas y  fragmentos de la memoria colectiva que se niega, en  tanto que formas de resistencia cultural  ya que ésta es la que nos han mantenido unidos y con una identidad inconfundible durante siglos.

Enaltecer de igual manera el trabajo de nuestros grandes artesanos , que producir nuevos significados con soportes alternativos, oficios ancestrales y la velocidad manual del tejedor en el desierto.
Con llantas que ya no ruedan, con círculos que recuerdan ancestrales observadores y que han sido testigos silenciosos de colonización tras colonización.
El hule o el ollin, material descolonizado por las manos quien vuelve a grabar trayectorias atropelladas, iconografías de lo aparentemente petrificado y que en esta ocasión vuelve a girar para imprimir su huella, su memoria y sus tonalidades críticas    

 
Betsabeé